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Carta de María Redondo Valverde para el alcalde de Algallarín

Este escrito está motivado por la persecución a la que yo y mi familia estamos siendo sometidos por parte de la institución que representa Juan Molina. Yo, María Redondo Valverde, comunico al pueblo de Algallarín que el Ayuntamiento no me ha dado nada para el Restaurante El Refugio. Tan solo me cedió una nave destrozada y abandonada a cambio del pago de un alquiler.
Les puedo demostrar con recibos y facturas que todo lo ha pagado la familia Sillero. Desde la luz hasta el transformador, obras, todas las maquinarias de cocina, barra, mesas, etcétera. Sin molestia alguna, si alguien desea ver las facturas yo, sin problema, se las enseñaré. Juan Molina no me ha dado nada porque los 3.000 euros me dio el Ayuntamiento en su día para adaptar el cuarto de baño a mi hija Miriam, que sufrió un accidente, ya se los he devuelto.
Yo, María Redondo Valverde, juro en este escrito por mi madre que todo lo que suscribo es verdad. Juan, la familia Sillero Redondo te apoyó cuando tú más lo necesitabas y siempre hemos estado contigo. En cambio, tú nos has defraudado como alcalde de Algallarín y, sobre todo, como persona. ¡La vida es amistad! Cuídala o te verás solo y sin amigos. Es un consejo que te doy.
¿Te crees Dios? Pues Dios no mentía ni dividía al pueblo. ¿Por qué quieres echarnos al pueblo encima?, ¿para que no nos hablen?, ¿por qué?, ¿porque no te seguimos el juego?
¿Por qué vas diciendo que Rafael Sillero ha cerrado el edificio de usos múltiples? Demuéstralo porque yo fui al Ayuntamiento para que me lo demostraras, pero no pudiste porque era falso. A eso le llamo “joder a las personas”. Siempre he sido muy clara y he dicho las cosas a la cara. Por eso fui a decirte que mi hija Miriam no podía tener acceso a la biblioteca, a los ordenadores, a la basura, a los jardines nuevos, etcétera, y eso sí lo voy a denunciar siempre, porque mi hija paga impuestos como todo el mundo, ¿o es que los discapacitados sin personas de tercera categoría en este pueblo?
Los minusválidos existen quieras o no. En tu pueblo tienes unos cuantos en sillas de ruedas y varias personas mayores con andadores y tienen que ir por mitad de la calle porque el pueblo no está adaptado. ¿Acaso no tiene el Ayuntamiento dinero para hacer rampas y sí para pintar bordillos?
Yo creo, Juan, que las personas son personas y más en un pueblo pequeño como este que somos todos como familia. Por tanto, un alcalde no puede dividir al pueblo por su conveniencia. Las personas no son partidos políticos para un alcalde y tú lo haces. Divides al pueblo como está dividido y eso no es dar ejemplo como alcalde.
Hay que tratar a todas las personas por igual, sean de las condiciones que sean. Todas son respetables. Por último, te digo que “el valiente es valiente hasta que el cobarde quiere”.
Una vecina de Algallarín

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